La cuidad que menos expectativas tenia, se volvió una de mis favoritas. Es como si tuviera un encanto propio que no puede ser explicado.
Caminamos como nunca. El metro en Praga no es tan fácil de entender como el de las ciudades anteriores. Me parece que esa fue una de las razones para optar por caminar o tomar un Uber. El metro tiene niveles, cada nivel tiene color, es como un laberinto vertical. Pero hablemos de lo que si me encanto.
En Praga confirmé una de las libertades que tienen los europeos. Yo diría que una de las mas lindas. Las personas no tenían pudor de expresar sus sentimientos en público. Con un beso o un abrazo. Simplemente lo hacían. Otra cosa que me dejó hechizada fueron las vistas. O sea, de cualquier lugar que te detuvieras a mirar, la vista era hermosa. De cualquier ángulo que tomaras la foto, la vista era increíble.
Cinco meses después, ya se me hace un poco complicado recordar el orden de las cosas que hicimos, pero les diré un más o menos, sin un orden en particular. Visitamos el puente Carlos, y lo cruzamos. Estaba lleno de gente. Si quieres tener fotos con el puente vacío tienes que ir al amanecer. Yo no lo hice así que no tengo fotos con el puente vacío jaja. Pasamos por el Nove Mesto, Wenceslas Square, Old Town Square, Malá Strana. Probé una galleta de jengibre, realmente solo funciono para la foto porque no me gusto el sabor. Nunca había probado una. Subimos las escaleras en Petrin para llegar a la torre. Arriba en los parques cerca de la torre había fuentes de agua, el agua era purificada y fría. Me parece que era de los pocos lugares que tenia ese tipo de fuentes. Tomamos un barco por el Vitslaba. Fue como anillo al dedo, porque llevábamos todo el día caminando y pudimos descansar unas horas. Vimos un evento de teatro negro, estuvo super bueno. Fuimos a una juguetería, encontramos un puesto donde tenían un juego de puzzle o acertijos para que jugaran con él. Sin mentirles estuvimos como 15 minutos jugando. Termine comprándolo.
Uno de los días desayunamos en WAF-WAF. RIQUISIMO. Totalmente recomendado. También probamos el Trdelnik en Good Food. Yo lo pedí griego, sin acordarme que era agrio. Así que no me lo comí completo. Pero estoy segura de que, si hubiera pedido alguno más dulce, me hubiera encantado. Dimos una vuelta por el barrio judío. Fuimos al castillo, donde se encontraba la catedral. También fuimos al museo del comunismo.
Praga fue la ciudad que más días estuvimos. Por eso la pude apreciar y disfrutar más. Definitivamente volvería a visitarla.
Próxima y ultima parada de este viaje, Dinamarca.
¡Hasta la próxima!