Cuando uno sale de crucero, siempre (no falla) hay una isla o ciudad a la cual lo mejor para hacer es tomar una expedición o no bajarse del barco.
Debo decir que el área donde se encuentra le muelle en el cual el barco llego es una de esas ciudades.
Detalles del outfit:
Falda: Hollister // Traje de baño completo: Burlington // Sandalias: Bakers
Lo admito, no me gusto. Pero debo también admitir que me ayudo a reflexionar y valorizar lo que tengo y en donde vivo.
Muchas veces nos sumergimos tanto en la rutina, que no nos damos el tiempo de levantar la mirada y admirar lo que tenemos.
Esta ciudad en St. Lucia, era pobre. Me impacto que el taxista nos dijo: “los llevamos al centro comercial por dos horas y luego los devolvemos al barco”. Nosotros dijimos, centro comercial, tiendas, aire acondicionado y todo lo demás que podemos encontrar en lo que nosotros llamamos centro comercial. Pero cuando llegamos al lugar, fue todo lo contrario. Era como la estructura de un granero, con diferentes pasillos, sin abanico, y en cada pasillo había comerciantes que tenían sus mercancías. Mientras tu pasabas ellos constantemente se acercaban a ti para que miraras para que te probaras y tratar de completar una venta. Luego cuando salimos se nos acercaba otro taxista para que accediéramos a que él nos llevara al muelle. Debo decir que no fue una experiencia agrádale, pero para nada.
Ahora que me siento y recapacito, constantemente nos quejamos por lo que no tenemos, deseamos lo que otro tiene y despreciamos lo que tenemos.
Cuanto bien nos haría que cada día recapacitemos y agradezcamos lo que por gracia hemos recibido, en lugar de hacerlo cuando vemos a alguien peor que nosotros.
Una de las cosas que aprendí de este viaje es que Puerto Rico no tiene nada que envidiarle al resto de las islas, si de riquezas naturales se trata.
Hasta la proxima!